Desinformación: qué es, tipos, estrategias y reputación

Desinformación: qué es, tipos, estrategias y reputación

La desinformación es algo que nos afecta más de lo que imaginamos. En pocas palabras, hablamos de información falsa o manipulada que se crea y se comparte con un propósito claro: engañar. No es lo mismo equivocarse al dar un dato que hacerlo con la intención de manipular lo que piensan las personas. Y ahí está la clave de este término.

¿En qué se diferencia de otros errores?

Hay términos que a veces confundimos con desinformación, pero tienen sus matices. Vamos a aclararlo:

  1. Información errónea: es cuando alguien comparte algo falso sin saberlo. Por ejemplo, ese típico mensaje de WhatsApp en cadena que dice que "el móvil explotará si no lo apagas esta noche". La persona que lo envía no quiere hacer daño, simplemente no sabe que es mentira.
  2. Fake news: son noticias inventadas o muy distorsionadas, que suelen tener un objetivo concreto: ganar dinero, influir políticamente o crear polémica. Aunque las fake news son una forma de desinformación, no son lo único que engloba este concepto.
  3. Desinformación: aquí lo importante es la intención. No es un error inocente, sino algo planeado para engañar o manipular. Puede ser desde una foto retocada hasta una historia mezclada con verdades y mentiras.

¿Por qué importa la intención?

La intención es lo que diferencia a la desinformación del resto. No se trata solo de que algo sea falso; es que está creado con un objetivo detrás. Puede ser dañar la reputación de alguien, influir en decisiones políticas, desestabilizar un país o, simplemente, generar caos. Y lo peor es que a veces ni siquiera somos conscientes de que estamos cayendo en sus redes.

La importancia de abordar la desinformación

Puede que, a simple vista, una noticia falsa o un rumor parezcan cosas sin importancia. Pero la realidad es que la desinformación tiene un impacto enorme en nuestra vida diaria y en la sociedad en general. Aquí van algunos ejemplos:

  1. Nos confunde: cuando nos bombardean con mensajes contradictorios, no sabemos en qué creer. Esto se nota especialmente en temas como la salud o la política, donde no tener claro qué es verdad puede ser un problema serio.
  2. Nos lleva a equivocarnos: si tomamos decisiones basándonos en información falsa, las consecuencias pueden ser muy negativas. Desde elegir un tratamiento médico inútil hasta caer en un fraude financiero, las opciones equivocadas pueden salir muy caras.
  3. Nos enfrenta: la desinformación muchas veces está diseñada para polarizarnos, para poner a un grupo contra otro. Alimenta tensiones y conflictos, haciendo que sea mucho más difícil encontrar puntos en común o dialogar.
  4. Nos hace desconfiar: cuando descubres que algo que creías cierto era mentira, empiezas a dudar de todo, incluso de las fuentes que siempre han sido fiables. Esto afecta a nuestra relación con los medios de comunicación, las instituciones y hasta las personas de nuestro entorno.

Fuentes y tipos de desinformación

La desinformación no aparece de la nada ni tiene una sola cara. Es como un rompecabezas que se forma a partir de diferentes piezas: fuentes que la generan, formas en las que se presenta y, claro, las razones que hay detrás. Entender de dónde viene y cómo se camufla es esencial para no caer en sus trampas.

Las formas más comunes de desinformación

No toda la desinformación se ve igual. Algunas son fáciles de detectar, pero otras están tan bien diseñadas que pasan desapercibidas. Aquí te dejo las más habituales:

  1. Información manipulada: se cogen datos, imágenes o vídeos y se retuercen para que parezcan otra cosa. Es ese titular que saca frases fuera de contexto o esa foto editada que cambia por completo el mensaje original.
  2. Noticias fabricadas: son historias completamente inventadas, creadas con la intención de engañar. Este tipo de desinformación es lo que normalmente conocemos como "fake news".
  3. Omisiones intencionadas: a veces no es lo que se dice, sino lo que se omite. Dejar fuera detalles clave puede dar una visión distorsionada de la realidad.
  4. Verdades a medias: aquí mezclan información cierta con mentiras, lo que hace que parezca mucho más creíble. Es una de las tácticas más difíciles de detectar porque juega con la confianza del lector.
  5. Humor y memes: muchas veces la desinformación se camufla en contenido divertido o aparentemente inofensivo. Un meme con datos falsos puede parecer una tontería, pero si lo comparten millones, su impacto es enorme.

Quién está detrás de la desinformación

Saber cómo se crea la desinformación es importante, pero también es necesario preguntarse quién la genera y por qué. No siempre hay un gran plan maestro detrás, pero sí es cierto que hay varios actores que suelen estar implicados:

  1. Gobiernos: algunos gobiernos utilizan la desinformación como herramienta para controlar la narrativa dentro de su país o para influir en otros. Es una estrategia clásica en conflictos internacionales.
  2. Empresas y sectores económicos: en ocasiones, se difunden mentiras para proteger intereses económicos, dañar a competidores o manipular mercados.
  3. Grupos organizados: comunidades online, foros o movimientos ideológicos también pueden generar desinformación para apoyar sus propias agendas.
  4. Personas individuales: no todo es parte de un plan elaborado. A veces, una persona, por diversión o por intereses personales, lanza un rumor que luego se amplifica sin que nadie lo cuestione.

Estrategias para combatir la desinformación

La desinformación está en todas partes, y frenarla no es tarea fácil. No basta con que unos pocos hagan algo: es un esfuerzo que requiere que todos pongamos de nuestra parte, desde los usuarios hasta las grandes plataformas, pasando por gobiernos y organizaciones. La buena noticia es que hay formas muy concretas de hacerle frente. Vamos a repasarlas.

La educación: la base de todo

La mejor herramienta contra la desinformación es aprender a reconocerla. Cuanto más sepamos cómo funciona y cómo identificarla, menos poder tendrá sobre nosotros. Aquí es donde entra en juego la educación:

  1. Alfabetización digital: necesitamos entender cómo funciona el mundo online. Por ejemplo, saber que las redes sociales priorizan lo que genera más clics y reacciones nos ayuda a mirar con más ojo crítico el contenido que aparece en nuestro feed.
  2. Pensamiento crítico: no se trata de desconfiar de todo, pero sí de aprender a analizar lo que vemos y a cuestionarnos si tiene sentido. Un poco de escepticismo sano nunca viene mal.
  3. Formación en medios: saber diferenciar entre una fuente fiable y una dudosa es una habilidad que todos deberíamos desarrollar. Esto es especialmente importante para los más jóvenes, que crecen rodeados de información.

Las plataformas tienen mucho que hacer

No vamos a engañarnos: las redes sociales y los buscadores juegan un papel clave en la difusión de la desinformación. Pero también tienen las herramientas para combatirla. Algunas de las cosas que ya están haciendo, y que deberían reforzar, son:

  1. Avisos sobre contenido dudoso: seguro que has visto publicaciones con etiquetas que advierten de que la información puede ser falsa o no verificada. Este tipo de medidas ayudan a que los usuarios tengan más cuidado.
  2. Colaboración con verificadores: empresas como Facebook y Twitter trabajan con organizaciones que se dedican a comprobar la veracidad de la información. Es un paso importante, aunque aún queda mucho camino por recorrer.
  3. Mejorar los algoritmos: es esencial que las plataformas prioricen el contenido fiable sobre el sensacionalista o falso. Si el sistema deja de premiar los bulos, estos perderán fuerza.

Los gobiernos también tienen su parte

La desinformación no es solo un problema de internet, afecta a la sociedad en general. Por eso, los gobiernos deben tomar medidas para combatirla sin caer en la censura. Algunas ideas:

  1. Leyes contra los bulos: aunque es un terreno complicado porque entra en juego la libertad de expresión, establecer normas claras para regular la difusión de desinformación puede ser útil.
  2. Campañas educativas: informar a la población sobre cómo detectar bulos y qué hacer al encontrarlos es una forma efectiva de reducir su impacto.
  3. Colaboración internacional: la desinformación no tiene fronteras. Los gobiernos pueden trabajar juntos para compartir estrategias y recursos.
desinformacion

Relación entre desinformación y reputación

La desinformación puede ser un auténtico quebradero de cabeza para la reputación, ya sea de una persona, una empresa o incluso una institución.

Cómo puede afectar la desinformación a la reputación

Cuando la desinformación apunta directamente a alguien o algo, sus efectos pueden ser devastadores. Veamos algunos de los problemas más comunes que puede causar:

  1. Pérdida de credibilidad: si alguien empieza a dudar de tu marca o de tu imagen personal, recuperar esa confianza cuesta mucho tiempo. Aunque el bulo se desmienta, la duda ya ha calado.
  2. Desconfianza en el público: los consumidores, socios o seguidores pueden creer en esa información falsa y, por miedo o precaución, decidir alejarse. Esto es especialmente grave para empresas o figuras públicas.
  3. Impacto económico: para las empresas, una crisis de reputación puede traducirse en menos ventas o la pérdida de grandes clientes. En casos extremos, puede incluso afectar a su supervivencia.
  4. Tensiones internas: si la desinformación afecta a una organización, no solo perjudica su imagen externa, sino también el ambiente interno. Los empleados pueden empezar a desconfiar de la dirección, y eso genera conflictos.

Por qué la desinformación es tan peligrosa para la reputación

El mayor problema con la desinformación es lo rápido que se extiende. En un abrir y cerrar de ojos, una mentira puede alcanzar a miles de personas gracias a las redes sociales. Y lo peor es que, aunque se desmienta, esa primera impresión suele quedarse grabada.

Además, muchas veces las personas tienden a creer aquello que confirma lo que ya pensaban. Esto significa que, si un bulo refuerza una idea previa, será mucho más difícil convencer a alguien de que no es cierto.

Cómo proteger la reputación frente a la desinformación

No se puede controlar todo lo que se dice en internet, pero sí hay maneras de estar preparado y reducir los riesgos. Aquí tienes algunas ideas:

  1. Mantén los ojos abiertos: monitoriza lo que se dice sobre ti o tu marca en redes sociales y otros canales. Si detectas un bulo a tiempo, es más fácil frenarlo antes de que crezca.
  2. Responde rápido y con datos: si te enfrentas a una desinformación, sé claro, directo y aporta pruebas. La transparencia siempre juega a tu favor.
  3. Construye una reputación sólida: una buena imagen de base es tu mejor defensa. Si la gente ya confía en ti, será más difícil que crean en rumores infundados.
  4. Forma a tu equipo: si tienes una empresa, asegúrate de que tus empleados sepan cómo identificar y manejar situaciones de desinformación. Estar preparado siempre ayuda.

Conclusión

La desinformación es uno de los mayores desafíos de nuestra era digital. No solo pone a prueba nuestra capacidad para diferenciar lo verdadero de lo falso, sino que también puede dañar gravemente la reputación de personas, marcas e instituciones. En un mundo donde las mentiras se propagan más rápido que la verdad, estar preparados no es una opción, es una necesidad.

Cómo te ayuda 202 Digital Reputation

En 202 Digital Reputation llevamos años ayudando a personas y empresas a proteger su reputación frente a la desinformación. Nuestro enfoque no es solo gestionar crisis, sino evitar que estas lleguen a ocurrir. ¿Cómo lo hacemos?

  1. Prevención proactiva: usamos herramientas avanzadas para monitorizar lo que se dice sobre ti o tu marca, detectando posibles problemas antes de que se conviertan en una bola de nieve.
  2. Gestión de crisis personalizada: cada situación es diferente, y por eso, en caso de detección de crisis, diseñamos soluciones adaptadas a las necesidades y circunstancias de nuestros clientes. Nuestra prioridad siempre es responder rápido y con claridad.
  3. Reforzar tu reputación: una buena reputación es la mejor defensa contra la desinformación. Te ayudamos a construir una imagen sólida que genere confianza y resista los ataques.
  4. Formación y recursos: no solo gestionamos tu reputación, también te enseñamos a protegerla. Te damos las herramientas y el conocimiento para que tú mismo puedas identificar y frenar la desinformación.

¿Te preocupa cómo la desinformación puede afectar a tu reputación? En 202 Digital Reputation, como agencia de reputación digital, estamos aquí para ayudarte. Porque no se trata solo de proteger lo que eres hoy, sino de asegurar tu futuro.

desinformacion - contacto

Autor

  • Carlota Gatius es ingeniera industrial por la UPC y realizó el máster de Internet Business en ISDI. Tras varios años en el mundo corporativo en empresas como Deloitte y Criteo, en 2021 co-fundó 202 Digital Reputation.

    Ver todas las entradas

Compomiso social

crossmenu